"Recuerdo otros cumpleaños, con Rodolfo Serrano, en Madrid, en La
Latina. Eran los tiempos en que Manuel Cuesta organizaba los conciertos
nocturnos de los jueves en un bar que ya no existe, y se llamaba La
Clave. Lo regentaban dos hermanas, ambas casualmente –o no tan
casualmente- cantautoras, pero de eso hablaremos otro día. Antes nos
juntábamos en el bar de enfrente, Casa Dani, y pedíamos tantas cañas
como podían servirse en esa barra, labrada y galdosiana en la madera y
en los cristales del fondo, que nos hacía mirarnos, deformados, sobre
una realidad que nos pertenecía (...)". Para seguir leyendo, pulsa aquí.
(Publicado en Diario Abierto)
Precisamente al hilo de tu artículo leo una frase de D. Pedro Laín Entralgo: "No hay jóvenes ni viejos, solo hay jóvenes y enfermos", tu en ese aspecto Gran Felton nunca estarás enfermo, los recuerdos ya son parte de nuestro bagaje.
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