"Las ventanas de invierno a las que se ha asomado la poesía de
Francisco Onieva van mucho más allá de su afluencia semántica y tonal
más o menos predecible. El título, como alguno de los poemas, podría
remitirnos a cierta tradición española de intención rural, con
abundancia en el detalle vegetal y animal, en esa recuperación del
latido interior de la vida pasada, con nostalgia o sin ella, pero
apelando a un sistema de convivencia en el que la relación del hombre
con la tierra y con las estaciones, con el cielo y las aguas, con la
siembra y la recolección, con el nomadismo o con la cualidad hogareña de
un sedentarismo, que pudo ser un tránsito hacia los primeros núcleos
urbanos en sierras y comarcas, como punto de partida para la verdadera
emoción íntima (...)". Para seguir leyendo, pulsa aquí.
(Publicado en Diario Abierto)
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