domingo, 5 de septiembre de 2010

Mankowitz, Wolf Mankowitz



Era un agente doble, o pudo serlo. Wolf Mankowitz, guionista de la primera película de James Bond, al parecer sabía de lo que hablaba. Durante más de diez años, los servicios secretos británicos sospecharon de él, y así fue sometido a una vigilancia exhaustiva y constante, como en cualquier film de guerra fría, por la sospecha de pertenecer a la KGB. ¿Era este escritor un agente secreto, que se la había jugado al MI5 desde el final de la Segunda Guerra Mundial? La agencia británica de contraespionaje no lo dudó nunca, por sus contactos asiduos con varios militantes del Partido Comunista desde 1945. Desde luego, Wolf Mankowitz conocía bien el oficio: cuando presentó el guión de 007 contra el Doctor No a Cubby Broccoli y Harry Saltzman, los primeros productores del famoso agente británico, luego de haber adaptado el texto desde las novelas de Ian Fleming, estos hombres de cine quedaron seducidos por ese magnetismo de la historia, el carisma excitante de su protagonista y también el realismo detallista, que tornaba verosímil ese mundo invisible de las claves en los microfilms.

Todo comenzó en 1944, cuando los nombres de Mankowitz y Ann, su esposa, fueron citados en una carta interceptada de un veterano de guerra sospechoso de militancia comunista. Le estaba investigando el MI5, el mismo MI5 para el que Wolf Mankowitz había desarrollado un reclamo internacional de sofisticación y estilo de manos del mismísimo James Bond. El antiguo soldado, David Holbrook, relataba una visita del matrimonio en Newcastle: "Wolf siempre me acusa de no ser realmente un marxista, lo que probablemente es verdad, pero a mi me gusta mofarme un poco de él y pensar que soy más útil que él". Podía ser una trampa, pero el MI5 se lo tomó tan en serio que al año siguiente mantuvo el seguimiento, cuando el guionista se alistó en las fuerzas armadas. Luego, ya licenciado, en 1948, los servicios secretos británicos obstaculizaron su ingreso en la Oficina Central de Información del Gobierno de Londres: "Nuestros registros demuestran que este hombre era conocido en 1944 como el marido de una miembro del Partido Comunista, y él mismo un marxista convencido"

Sería hermoso que la historia fuera cierta: con toda la tralla que le ha metido Bond, James Bond, a los comunistas en decenas de películas, pensar que uno de sus creadores principales, el escritor cuyas líneas luego interpretó Sean Connery, podría ser un comunista convencido, y además un agente doble, es la mejor noticia literaria del verano. Fue años más tarde, en 1956, cuando Mankowitz volvió de la Feria de la Juventud Mundial en Moscú con ganas de coproducir una película con los soviéticos, pero ya no interesaba al servicio secreto. Ahora su historia es un monumento a un pasado muy poco piadoso. Mankowitz, Wolf Mankowitz. Debía de gustarle el dry martini.

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