martes, 22 de noviembre de 2011

Green Lantern


Green Lantern alerta bajo el cielo esmeralda. Hal Jordan volando sobre el envés cobrizo de una galaxia roja, trazando su regreso hacia la Tierra sin devolver su anillo a Los Guardianes. Las salas de cine siguen llenas de superhéroes. Y además, con buenas adaptaciones, lo que no es tan común. Ésta de Green Lantern, por ejemplo, ese guerrero de poder colosal convertido en el puño de la imaginación verde. La historia es conocida: Hal Jordan, un experto piloto, se encuentra con una nave espacial que se ha estrellado contra la corteza terrestre. Allí recibe, de manos de su tripulante, un extraño ser con el cráneo rosado y un uniforme verde y negro, su anillo: Hal Jordan será su sucesor, y el primer terrestre miembro de los Green Lanterns Corps, un cuerpo milenario de defensores de la verdad y la justicia en el universo.

El anillo de poder materializará todas las formas que su cabeza imagine para adaptarlas a cualquier combate. Es, digamos, un superhéroe especial, que no usa una fuerza bruta ni dispara rayos por los ojos, sino que imagina, que fabula cualquier imagen y la vuelve real: pero siempre en color verde, desde un elefante a un parque de atracciones. Además, su enemigo es el miedo: frente a la imagen del héroe seguro de sí mismo, Hal Jordan emprende su lucha personal en la determinación por dominarlo.

Green Lantern siempre ha sido un secundario lujoso en DC Comics, tanto en su Edad de Oro como en la Edad de Plata: así, siempre por detrás de Superman y Batman, cuando los superhéroes se reunían para salvar a la Tierra de cualquier amenaza interestelar era imprescindible el concurso de Green Lantern. Todo en este héroe es peculiar: así, si su fuerza proviene del color verde, su punto débil es el color amarillo. Además, tiene dudas: a fin de cuentas, él no nació superhéroe –como Superman- ni tampoco eligió serlo –como Batman-, sino que le cayó del cielo –y nunca mejor dicho- la responsabilidad: se supone que es el propio anillo del poder quien te elige, y así eligió a Hal Jordan como defensor de la galaxia, con ese antifaz verde y su uniforme.

La película es magnífica como adaptación del cómic: capta toda la esencia vital del personaje, sus fragilidades y su humor. Martin Campbell, el director, no presume de ser un gran autor como Tim Burton o Christopher Nolan, tan creativos que destrozan a Batman, sino que se limita a la honradez del trabajo bien hecho, con fidelidad: a fin de cuentas, si un personaje tiene miles de lectores en el mundo, a lo largo de varias generaciones, desde los años 50, ¿a qué tiene que venir un director de cine pretencioso para convertirlo en otra cosa? ¡Viva Green Lantern!


Dibujo de Gil Kane

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