lunes, 16 de diciembre de 2013

Recuerdo de Peter O'Toole


Se quiebra la distancia de una edad
en su apariencia frágil.
Una interpretación
consiste en la entereza,
en cómo una mirada se acomoda
a ser otra mirada, la distinta.

Es lo que queda:
la perversión final del artificio,
la impostura del arte o su creencia.

Quizá ser actor no consiste tanto
en incorporar un artificio
como en creerse el artificio,
no tanto en articular así el perfil,
así la cara,
como en cambiar el rastro de una cara.

Un marino inglés nos enseñó
que la elegancia sólo es elegancia,
Visor, 2006

y no la presencia de un espíritu;
que la debilidad no es desdeñable
porque sólo es debilidad,
y el valor es la excusa de los fuertes.

Algo había de Lord Jim en Peter O’Toole,
algo de esa franca cobardía:
una fuerza tensa en el silencio,
un deslizamiento sin esfuerzo.


5 comentarios:

  1. Realmente el mejor homenaje que he leído a Conrad y a Peter O'Toole

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    1. Muchas gracias Siroco! La verdad es que durante un tiempo pensé que ya había muerto, y ahora que ha muerto me parece que Peter O'Toole está tan vivo como nosotros... Pero lo estamos? Un abrazo!

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  2. Creo que describes al hombre de forma exacta, o por lo menos al hombre que pensamos fue. Abrazos

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    1. Me alegra mucho tu comentario José Luis. Es un poema que pretende ser una fotografía, aunque no siempre el enfoque nos narra al personaje. Un fuerte abrazo y muchas gracias!

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  3. "Le faltarían una o quizá dos pulgadas para alcanzar los seis pies de altura, era de constitución fuerte, y avanzaba hacia uno directamente, con una ligera inclinación de hombros, adelantando la cabeza con una mirada intensa y profunda, que recordaba a un toro cuando embiste.

    Tenía una voz grave y potente, y en su porte mostraba una especie de aplomo obstinado que no tenía nada de agresivo, parecía tratarse más bien de una necesidad que, en apariencia, rezaba tanto para sí mismo como para cualquier otro.
    Era de una pulcritud intachable, vestía de pies a cabeza de un inmaculado blanco, y en los diversos puertos orientales en los que se ganó la vida como corredor de proveedores de barcos se hizo muy popular."

    Y ahora tú y O'Toole.

    Un abrazo, Lord Joaquín

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