martes, 4 de mayo de 2010

El mundo de ayer


Juanma vive en Londres con su familia nórdica, y por eso nos vemos poco. Ayer comimos juntos: un excelente bacalao a la portuguesa en el Urumea, tras el Mercado de la Cebada. Lo mejor del bacalao del Urumea no es el bacalao -jugoso en finas láminas muy blancas-, sino las patatas encebolladas con perejil y el punto justo de aceite. Luego nos fuimos al 4D, a tomar un gin-tonic bien fresquito en la terraza, con un toque de limón exprimido, mientras nos daba el último sol. En la mesa de al lado reconocí a un hombre con aspecto curtido de ecce homo, largas barbas grisáceas, unos cincuenta años de mirada honda y pantalón vaquero muy viajado, como las sandalias aparentemente cómodas. Lo reconocí, pero no supe quien era. Sólo algunos minutos después de haberse marchado recordé que se trataba de Dante Medina, un poeta mexicano que hace unos años recorrió España en busca de sus escritores, para hacer dos antologías, una de prosistas y otra de poetas, que se publicarían en México. Recuerdo haber entregado los textos y haber tenido alguna noticia de las dos antologías, pero físicamente nunca llegué a verlas. Tampoco imaginé que iba a volver a encontrarme con Dante Medina tomándome un gin-tonic en el 4D, varios años después y sin reconocerle, aunque él sigue exactamente igual. Así nos encontramos y nos desencontramos, somos una música de azar. Superada la anécdota austeriana, atravesamos la Plaza Mayor y fuimos a la Librería Méndez. Juanma me regaló los ensayos de Montaigne -en un solo tomo, tapa dura- y yo a él El mundo de ayer, las maravillosas memorias de Stefan Zweig escritas poco antes de su suicidio solitario y angustiado en Petrópolis. (Ambos, los ensayos de Montaigne y El mundo de ayer, editados por Acantilado: todo un acantilado que resiste, y que incluso sostiene, o nos sostiene, frente a una cultura diluida).

Stefan Zweig te cuenta el final de una vida, de una civilización, de un mundo, con la naturalidad de quien sale a tomar una caña en la cafetería de abajo. Así abandonó Austria, mirando en la lejanía su casa desde el tren, sabiendo que ya no podría regresar tras el advenimiento al poder de los nazis. Zweig te cuenta el final de una vida, sí, pero sin hablarte nunca de la suya, con la humildad elegante y el acierto visual de quien concede siempre mucha más importancia a lo que sucede entorno a él que a lo que le sucede a él mismo. Memorias de la vida europea de entreguerras, memorias de un disfrute en la cultura y en la lentitud.

8 comentarios:

  1. Tenéis ambos muy buen gusto a la hora de escoger libros. Hay por cierto una biografía de Montaigne escrita por Zweig, que vendría a ser la síntesis. Dice Zweig que a partir de empezar a publicar sus Ensayos, Montaigne se vuelve un poco vanidoso: "Todo público es un espejo; todo hombre presenta otro rostro cuando se siente observado". Observaré tu blog con muchísimo aprecio. Juan Carlos Escudier

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  2. Muchas gracias, Juan Carlos y Rodolfo. Yo también os sigo a vosotros. Grande el abrazo!

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  3. ¡Bienvenido Joaquin!
    Llego a tu diario por la recomendación de Rodolfo, y... prometo quedarme.
    Un abrazo.
    Alicia

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  4. ¡Muchas gracias Alicia! Todo lo que me viene a través de Rodolfo es bienvenido. Yo también espero que nos sigamos encontrando por aquí. Va otro abrazo

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  5. Joaquin que forma mas dulce de relatar, me dejaste prendida al blog y por aquí pasaré.Al leerte paseo por esos lugares también a pesar de la distancia, pero esta cultura española me hace sentir que es mi lugar también.Saludos y hasta pronto.

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  6. Qué manera tan dulce la tuya de saludar el blog. Muchísimas gracias. Quizá todos los sitios pueden ser los mismos con la mirada idéntica. Un abrazo!

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  7. Bienvenido al mundo de la blogosfera tocayo (aunque no lo parezca por el pseudónimo).

    Una suerte tenerte por aquí además de en Diario Abierto y demás diarios. Y una suerte que la Latina tenga un cronista como tú. Sin duda volveré por aquí de vez en cuando.

    Lo dicho, un placer compartir la red con alguien que frecuenta las mismas calles y el 4D; aunque he de decir que yo este último más que por los combinados lo frecuento por los helados, jeje.

    Salud

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