viernes, 1 de julio de 2011

Rojo y Negro: un fragmento


"Finalmente alcanzó la cima de la montaña que tenía que trasponer para llegar, por un atajo, al valle solitario donde habitaba su amigo Fouqué, el tratante de madera.

Julián no tenía prisa por verle, ni a él ni a ningún otro ser humano. Oculto como un ave de rapiña entre las rocas desnudas que coronaban la cumbre, hubiera divisado perfectamente a cualquiera que se acercara, incluso desde muy lejos.

En un corte casi vertical de uno de aquellos roquedos, descubrió una especie de gruta. Hacia allí dirigió sus pasos, y pronto se halló acomodado en aquelo refugio.

-Aquí -pensó con brillantes ojos de júbilo- ningún hombre podría hacerme daño.

Se le ocurrió la idea de entregarse al placer de escribir sus pensamientos, cosa tan peligrosa para él en cualquier otro sitio. Utilizó como pupitre una piedra rectangular. Su pluma volaba; no veía nada de lo que le rodeaba. Al fin se dio cuenta de que el sol iba ocultándose por detrás de los lejanos montes de Beaujolais.

-¿Por qué no pasar aquí la noche? -se dijo-. Tengo pan y soy libre."


Stendhal. Traducción de Juan Bravo Castillo

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