martes, 26 de abril de 2011

Juana Castro y sus Cartas de enero


Juana Castro transcribe unas Cartas de enero, las hilvana en la pugna sideral de un remanso suave. Mucho ha tenido Juana Castro, que acaba de ganar el Premio Nacional de la Crítica por su último libro de poemas, Cartas de enero, que vivir y sufrir, para llegar a esta depuración final que ha revalorizado al fin toda su trayectoria. De hecho, Cartas de enero (Vandalia, Fundación José Manuel Lara, 2010), se publicó conjuntamente con Heredad, una antología del resto de su obra. Juana Castro es una poeta cordobesa que lleva mucho tiempo cultivando un esmero verbal, una intención ética. Todos sus libros anteriores –Arte de cetrería, como Cóncava mujer- le han dado el estímulo del reconocimiento lector, de un afianzamiento de los movimientos feministas que han visto en ocasiones, en la poesía de Juana, una razón de ser estética.

Juana Castro lleva muchos años reivindicando la poesía femenina. Pertenece a una generación –nació en Villanueva de Córdoba, en 1945- en la que se había vuelto imprescindible, o al menos así lo entendió ella, escribir desde su condición de mujer, y también explicarlo y matizarlo. Quizá para los nacidos a partir de la democracia, este empecinamiento bravío, constante, de Juana Castro por los valores feministas nos pueda parecer algo superado abiertamente –aunque luego ahí está el lacerante, indignante, doliente, terrorismo doméstico, para convencernos de que las cosas no han cambiado tanto como a veces parece-, y la cuestión de género, capital para ella y sus compañeras de aventura, sea ya también un concepto asumido.

Entre mis compañeros escritores, una novela o un poema no es mejor ni peor por estar concebido por una mujer o por un hombre, sino por sus cualidades formales, por su ritmo, por su capacidad para la evocación o su respiración sensorial, su porte onírico. En la generación de Juana Castro, venida de una época de absoluto menosprecio hacia lo femenino, de subordinación de la mujer a un machismo asfixiante, vindicar la naturaleza de la mujer y su necesidad imperiosa de una igualdad absoluta de derechos, se convertía en un asunto poético.

La poesía de Juana Castro es plástica y sonora, tiene esa verbalizad gozosa enlazada con el 27 y con el Grupo Cántico, de Córdoba, pero también con la revista Caracola en Málaga y con Platero en Cádiz. Pura poesía viva, ese tiempo heroico regresado. Juana Castro se afina, resplandece, entre la compasión y el dolor.

2 comentarios:

  1. Gran Felton, creo que estoy contigo aunque no en todo, leeremos a Juana Castro pero no creo en la poesía feme o mascu. Solo tu sensibilidad me induce a un replanteo que se me aviene complicado, sobre todo cuando los vientos de la modernidad empujan economicamente por el hecho de la discriminación positiva y algunos nos sentimos discriminados, tu eres experto en Derecho: el que crea privilegios...¿no crea discriminaciones? Muuuuuuu pa discutí.

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  2. Pienso igual que tú, y tus palabras no son más que una verdadera descripción de la trastienda de la obra de Juana, lo que deja ver en cada uno de los versos, la reivindicación y el orgullo de ser mujer, todo ello consiguiendo, en ocasiones, dibujar una sonrisa, como la que me provocó descubrir en un poema la descripción de algo que levanta tanto misterio para el género masculino como es el bolso de una mujer en "Toda la Piel del Mundo"...
    Me gusta la poesía de Juana Castro...Precioso homenaje.

    Cuídate, un beso.

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