Muere La Antorcha Humana. Que a nadie le sorprenda que sea el primero en caer de Los Cuatro Fantásticos: la crisis también afecta a los superhéroes. En el caso de Marvel, no será el primero en caer. Antes ya murió El Capitán América, que también regresó poco después: el mundo no podía vivir sin la gran A estampada en la frente, sobre azul, de Steven Rogers, el primero de Los Vengadores, que también fue compañero, allá en los años 40, de la primitiva Antorcha Humana, en Los Invasores, luchando contra Hitler.
En Estados Unidos, se puede rastrear la vida de sus ciudadanos, las costumbres sociales, asomándose a los cambios en los comics de las últimas décadas. Que muera uno de los miembros del grupo más antiguo, Los Cuatro Fantásticos es esencialmente una gran estrategia comercial. También en la compañía vecina, DC Comics, cuando cayó Superman a manos de Juicio Final, se multiplicaron las ventas, y después hubo que estar a la espera de la resurrección: fueron varios los supermanes que aparecieron entonces, todos con ADN más o menos cercano al de Clark Kent, todos presentándose ante Lois; pero sólo uno de ellos era el verdadero Kal-El, último hijo de Krypton, dispuesto a regresar de entre los muertos. El Caballero Oscuro, Batman, ha muerto unas pocas de veces, y hasta el segundo Robin, Jason Todd, tras haber sido salvajemente asesinado por El Joker, también volvió unos cuantos años después, ya convertido en la nueva Capucha Roja, con la no muy sana intención de vengarse de Batman, que no le había salvado de la última explosión. Y también Supergirl, que se sacrificó por nosotros en 1989, en aquellas Crisis en Tierras Infinitas, ha regresado del más allá, más sexy y con más brío.
No parece que vaya a ocurrir lo mismo con Los Cuatro Fantásticos, porque esta defunción será más duradera. Podría haber sido Reed Richards, El Hombre Elástico, o la bella Sue, La Chica Invisible? Pudo ser Ben Grimm, La Cosa –qué tierna, La Cosa, bailando en Montpellier con la Dama Esmeralda-, pero ha sido La Antocha. En fin, que hasta en los comics la crisis hace estragos. Los villanos, por regla general, no suelen morir nunca: casi siempre salen bien parados. Es como si los editores decidieran premiarles esa malignidad, del abuso soberbio, incluso con ascensos en la escala del crimen, sin que ninguna auditoría moral pueda con ellos.
Me sumo al duelo por tan lamentable pérdida. Y abogo por la resurrección.
ResponderEliminarLuis Bagué
Gracias Luis, y feliz sábado!
ResponderEliminarAyer, mientras trabajábamos, escuchábamos a la compañera hablar de muertes y resurrecciones, en otro ámbito, y no podíamos aguantar las risas. -La cosa tenía su aquel-
ResponderEliminarHoy volvemos a escuchar cómo algunos "matan" impunemente, para luego beneficiarse con las ventas que toda resurrección conlleva.
Y hace un rato veíamos una película de diablos y ángeles, tratada con un gran humor.
Y mientras tanto, nos dejan sin superhéroes, ahora que tanta falta nos hacen. Y lo matan, o lo dejan morir, en aras del mercado.
En fin, que hacen con los superhéroes lo mismo que con los ciudadanos de la calle, porque dejarlos en el paro, no es matarlos físicamente, pero sí herir su autoestima, y dejarlos sin argumentos ni defensas.
En Islandia consiguieron acabar con los villanos, y lo hicieron los ninguneados, los nadie, los que nada tenían.
Seguiremos esperando.
Salud, y buen fin de semana.
Andante, da gusto leerte. Suscribo todo lo que dices. Feliz sábado!
ResponderEliminar